Se concibe a la escuela como eje del cambio, en donde los modelos organizativos y la cultura institucional promueven mejores niveles de desarrollo para ofrecer una educación de mayor calidad.
Esto implica compartir una visión acerca de los cambios en el contexto de trabajo, posibilitar a los maestros y profesores el trabajo en equipo, comprometerlos en la toma de decisiones y proveer el acceso a nuevos conocimientos, posicionando como eje de la tarea, la práctica docente cotidiana, es decir, el aula como centro potenciador del aprendizaje y la enseñanza.
Puede que la forma escolar necesite ser revisada, puede que esté caduca, puede que se enfrente a fuertes desafíos. Pero también es cierto, que no se vislumbra en el horizonte otro modo de acceder a la cultura que tenga la fuerza y el alcance, la eficacia que en el siglo XX tuvo la escuela.
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